Los resultados del “Día sin Carro” realizado el día de ayer, 22 de septiembre, fueron un paso más para la descontaminación de la ciudad: se redujeron en un 27% las emisiones, porcentaje que equivale a 13.510 toneladas de dióxido de carbono, según las cifras del Distrito. Este balance es muy interesante para una ciudad cuya contaminación la ubica en el puesto 37 de las más contaminadas del mundo.
De otro lado, la contaminación realmente dañina aún no se disminuye del todo. Si bien en comparación con años anteriores el material particulado de 2,5 micras, que es el más dañino para la respiración humana, se redujo considerablemente, el porcentaje no fue mucho más alto de lo esperado. En años anteriores, en los Días sin Carro este material no se reducía más de un 10%, para este año con la aplicación de la iniciativa a motos, la disminución está llegando a un 24% con respecto a un día en igualdad de condiciones climáticas. Sin embargo, el aumento de circulación de camiones y buses no ayuda a que esta disminución sea más impactante.
Aunque necesaria la reducción de material particulado en el aire, la descontaminación de éste sólo podría darse con constancia. De allí que muchos analistas concuerden, como dice Eduardo Beherentz, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de los Andes, en que “ojalá no estuviera ligada a las prohibiciones, sino a la promoción de medios alternativos de transporte”, él insiste en que la medida se está desgastando y que no resuelve problemas de fondo como los huecos, las fallas de información sobre el SITP y los problemas financieros y de calidad de TransMilenio. Sin embargo, como él, muchos otros aún subrayan el valor pedagógico, al que aún le faltan muchas medidas puesto que aún en el día sin carro los ciudadanos tuvieron que enfrentarse al hecho de que “aún hay busetas viejas que sueltan mucho humo de diésel y el biciusuario sufre”, como dice Darío Hidalgo, director de investigación y práctica de EMBARQ. Igualmente el tema de la agresividad al volante sigue afectando a la ciudad; la práctica pedagógica se queda en una imposición y no en una evolución categórica en los problemas de movilidad.
Por su parte, la Cámara de Comercio entrevistó a 1500 empresarios para conocer la percepción frente a la medida. Los resultados en términos económicos son lamentables: “El 59 por ciento de los consultados dijo que se afectan las actividades productivas, el 49 por ciento la provisión de insumos a los negocios, el 50 por ciento la entrega de productos o servicios a los clientes y el 47 por ciento la agenda de empresarios con clientes y aliados”. Lo peor es que el estudio mostró que las más afectadas son las pequeñas y micro empresas y que más del 60% de los empresarios no apoyan la medida.
La entidad concluye su estudio diciendo que “Frente a la percepción manifestada por los empresarios, la CCB considera que realizar varias veces por año esta jornada no responde a la voluntad ciudadana expresada en el año 2000 de hacerla una vez por año”. Advierte, además, que “se debe trabajar por una política de movilidad que atraiga a los ciudadanos a modos sostenibles de transporte, en particular mejorando las condiciones para hacer de la bicicleta, el caminar y el transporte público una opción digna en la ciudad”.
Definitivamente una medida como esta, si bien tiene resultados pedagógicos y ambientales interesantes, debe tener una constancia que vaya más allá de impedir las relaciones comerciales entre empresas y clientes. Para cuidar hoy en día el planeta debemos empezar a generar conciencia en el uso sostenible de los recursos a un nivel más constante: Lavar menos veces el carro y hacerlo en sitios con políticas de recolección de agua lluvia y agua residual responsable; utilizar la lavadora cuando esté completamente llena; reciclar correctamente y reutilizar objetos que aún no son inservibles; utilizar el carro para movimientos importantes o necesarios y apoyar políticas de movilidad masiva más digna.
Desde nuestra posición aparentemente subjetiva, puesto que nuestro negocio tuvo uno de sus días comerciales más malos del año, queremos invitarlos a reflexionar en las maneras en que podemos cuidar el planeta e ir un paso más allá de una medida cuyo efecto en la economía reduce la capacidad de inversión de las empresas en medidas más conscientes, como por ejemplo, nuestro programa Kilómetros Verdes.
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